Diversidad sexual es un término que se usa para referirse a la
diversidad dentro de la orientación sexual; de hecho, habitualmente se usa una
clasificación simple de cuatro orientaciones: heterosexual, homosexual,
Transexual y bisexual; sin embargo, según diversas teorías de la sexología,
como la teoría de Kinsey y la queer, esta clasificación resulta insuficiente
para describir la complejidad de la sexualidad en la especie humana y también
en otras especies animales según diversas investigaciones etológicas. Es decir,
por ejemplo pueden encontrarse sexualidades que se situarían entre las
anteriores clasificaciones:
· Entre heterosexual y
bisexual: preferentemente heterosexual o heteroflexible.
· Entre homosexual y
bisexual: preferentemente homosexual u homoflexible.
En otras palabras, se cree que dentro de la bisexualidad existe una gran
diversidad de tipologías y preferencias que pueden responder a una motivación
puramente biológica (sexuación del cerebro) o también puede estar influenciada
por las circunstancias (abundancia de un sexo u otro, fuerte libido, etc.). De
hecho, en este contexto es posible englobar la heterosexualidad y la
homosexualidad dentro del conjunto de bisexualidades, como dos casos situados
en los extremos de la preferencia (escala de Kinsey).
Según la sexología, y en especial la de la especie humana, la diversidad
sexual incluye también a todas las formas de identidad sexual, tanto si son
definidas como indefinidas (teoría queer). En este sentido, socialmente se
reivindica la aceptación de cualquier forma de ser, con iguales derechos,
libertades y oportunidades, dentro del marco de los derechos humanos.
La población
lésbico-gay-bisexual-transgénero (LGBT) suele aprovechar las jornadas del
orgullo gay para reivindicar la visibilidad de la diversidad sexual. Ser
lesbiana u homosexual no significa tener derechos diferentes en la sociedad,
sino reconocer los derechos constitucionales de quienes tienen una orientación
sexual distinta.
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